martes, 15 de abril de 2014

¿Quieres ser Maestro?

La redacción de este artículo es el resultado de la comunión de las distintas lecturas de nuestro tercer proyecto.
No es engañoso decir que una parte del profesorado se sienta ninguneado  por la sociedad (gracias Sr. Ministro) y que cuando se derriba una construcción los escombros siempre caen hacia el mismo sitio, la sensación de indignación en el gremio docente resulta bastante llamativa.
Somos los responsables injustos de todos los resultados negativos relacionados con la educación.  ¿Por qué el maestro debe estar continuamente sometido, observado y examinado por un personal  "altamente cualificado" que posiblemente no sabe donde nace el Ebro?
El maestro necesita una consideración  y un estatus social más elevado, un reconocimiento a su dedicación y a las horas no lectivas que inundan su vida familiar.
El espejo de la sociedad nos refleja como una profesión poco cualificada, vaga, con buen sueldo, muchas vacaciones y normalmente con un empleo estable
Pero la realidad vista desde dentro sabemos que no es del todo cierta y que hoy pocos recomendarían la complicada y recortada profesión de maestro.
Me viene a la retina aquella campaña publicitaria  "Respeta a tus Profesores", lanzada por la comunidad de Madrid,  la misma que ahora nos arrastra hacia una abrasiva y fulminante lava de mala intencionalidad buscando culpables de sus desastrosos resultados en ranking PISA.
Debemos hacernos oír porque somos los responsables de las generaciones herederas de un país, tenemos en nuestras manos el saber de niños preparados para aprender a vivir y desenvolverse en un futuro laboral difícil, la rendición no va con nosotros.
Prueba evidente es la formación permanente no reconocida que llevamos en práctica, a buscar siempre una salida victoriosa en el laberinto de la educación y a lidiar con uno y mil obstáculos que tenemos que apartar de nuestro camino a fuerza de búsqueda de conocimientos.
Nuestra única herramienta para salir airoso frente a las instituciones es ganarnos la autoridad y el respeto que estamos buscando mediante la perseverancia, liderazgo y entrega de valores dentro del aula.
Planificar la estructura educativa, alentar, estimular la inteligencia de los niños y ser coherentes con los resultados nos permitirán  romper ese muro en forma de etiqueta que llevamos como un pesado lastre durante las últimas décadas.




Nadie nos puede arrebatar la ilusión de un niño cuando consigue aprender, la satisfacción del trabajo en grupo favoreciendo la socialización de los pequeños, disfrutamos orgullosos al sentir como un huracán de dudas inundan a nuestros alumnos y contemplamos como levantan la mano buscando una respuesta adecuada en su maestro capaz de disolver cualquier incógnita.
Hay que ser optimistas y seguir buscando una formación continua entre iguales para seguir teniendo la motivación necesaria para asistir a clase a diario llevando algo nuevo que enseñar a los alumnos.
El recorrido es rocoso y elevado pero yo tengo muy claro la respuesta a la pregunta sobre la que fundamento mi artículo...."YO SÍ QUIERO SER MAESTRO".

1 comentario:

  1. A medida que escribes lo haces mejor. Ahora además de análisis académico introduces algo de literatura. Muy bien, José Luis.
    La imagen de los escombros es muy interesante y supongo que algo tendrá que ver con tu trabajo…
    Hay también un tono reivindicativo y luchador en esta entrada.
    La consideración social del maestro es una cosa controvertida. Las encuestas dicen que la sociedad valora a los maestros mejor de lo que ellos creen, pero también dicen que los padres no recomendarían esa profesión a sus hijos.
    Venga, descansa ya y vete a ver procesiones, que también necesitas un descanso. (Lo de las procesiones, que yo por cierto eludo, no es una orden…)

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